viernes, 25 de mayo de 2012

LA MENTIRA PATOLÓGICA EN PODEROSOS Y NO TAN PODEROSOS


 POLÍTICOS Y EMPRESARIOS ENTRE LOS PSICÓPATAS INTEGRADOS

¿Qué es mentir?... ¿Omitir información? ¿No decir la verdad? ¿Engañar? ¿Desviar la información? Son tantos los interrogantes que encierran la mentira que incluso la mentira se ha apoderado del día a día, de la rutina, de la forma de vida y de trabajo de los poderosos, y no tan poderosos, aquellos que dicen que una 'mentirijilla' o una mentira piadosa son aceptables.

La mentira patológica es un ítem del factor 1 (personalidad) del PCL-R de Hare, es decir el Diagnóstico de Psicopatía según la Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R), una herramienta clínica que permite reconocer a los psicópatas, con un “bajo riesgo de equivocarnos y distinguirlos de la delincuencia común o de simples desviaciones sociales”, señalan desde Crímina, el Centro para el estudio y prevención de la delincuencia (ubicado en la UMH de Elche, www.crimina.es )

Pues bien, sabiendo ya que la mentira patológica es un síntoma del PCL-R (hace referencia a manifestaciones interpersonales, afectivos y conductuales), podemos decir que ésta define a un sujeto para el que el engaño y la mentira son características esenciales que forman parte de su interacción con los demás. Ejemplos nos sobran, desgraciadamente si hablamos de nuestros políticos, esos que nos gobiernan y dirigen nuestras vidas con sus decisiones.

Si echamos la vista atrás tan solo unos meses podemos observar como nuestro actual presidente del Gobierno (en pre-campaña) afirmaba y reafirmaba por todos los lugares por los que pasaba: “Nunca recortaré en Sanidad ni en Educación” o “La subida del IVA es un sablazo de mal gobernante” e incluso“No me gobernará Europa” (podéis escuchar un excelente reportaje radiofónico en referencia a esto en: http://www.cadenaser.com/espana/audios/mentiras-rajoy/csrcsrpor/20120427csrcsrnac_9/Aes/). Y 'él' sabía lo que decía, sabía que lo que estaba asegurando no iba a ser así. Lo sabía. Sabía que mentía.

Estas mentiras, antes promesas, se convierten en falsas historias a pesar de ser fácilmente comprobables (vivimos en la era tecnológica y todo lo que dicen nuestros políticos, afortunadamente queda grabado. Deberían tenerlo en cuenta). Es más, existe la facilidad para volver a comprometerse después de romper reiteradamente las promesas anteriores. Es lo que sucede cada viernes, con las ya famosas 'reformas de los viernes' en el Congreso de los Diputados, ese hemiciclo que se dice que es la casa de todos. No. Como su nombre indica, es el Congreso de los Diputados. De ellos. No del Pueblo. Habría que reformular esta cuestión, pero lo dejamos para otra ocasión.

El mentiroso patológico encuentra siempre una explicación o excusa para todo. Y cierto es. Hay que recortar, porque estamos en crisis, dicen. Esa es la excusa. Y se expresa tan fácilmente que llega incluso a enorgullecerse de lo que se está diciendo aunque sepa que su mentira convertida en verdad ficticia es solo eso, una falacia. Y es que, queridos como decía una amiga, esta crisis acaba de empezar, aunque no se nos diga y nos quieran convencer de que a finales de verano todo mejorará.

La mentira patológica desde la perspectiva clínica puede también relacionarse con otro de los ítems del factor 1 del PCL-R: el 'engañador y manipulador'. En este caso el uso del engaño se utiliza para estafar, timar, defraudar o manipular a otros, y todo ello bajo un considerable grado de frialdad, autoconfianza o desvergüenza.

Goebbels era un genio de la propaganda. Para quienes no sepáis quién era (que lo dudo) os refresco la memoria: Joseph Goebbels, era el ministro de Propaganda nazi y vamos que si logró proppagar la ideas hitlerianas. Se podría decir que uno de los dictadores más sangrientos del mundo (Adolf Hitler) fue lo que fue por los '¿consejos?' de Hitler. Su lema “Miente, miente, que al final algo quedará...cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá..."; es decir repite mil veces una mentira y esa mentira se convertirá en verdad.

Dicen que las comparaciones no son buenas, ni reales... pero lo que a continuación voy a comparar no son los personajes en sí, sino la repetición de una idea para inculcarla. Hace tan solo unos días el lugar dónde nací y donde me he criado ha saltado a las primeras páginas de los periódicos y no porque sea el Valle del Juguete, el sueño de cualquier niño... sino por una presunta trama corrupta política, más concretamente por unas presuntas cuentas millonarias en paraísos fiscales por parte de dos de los principales representantes políticos del municipio. Tras repetir una y otra vez, una y otra vez, incluso como hacía Hitler con la utilización de los medios de comunicación (gran poder de las masas), la molt honorable alcaldesa del meu poble se ha paseado varias radios (una de ellas municipales, todo hay que decirlo, pagadas con los impuestos de los ciudadanos) para gritar a los cuatro vientos que no tenía una cuenta millonaria en Suiza. Sus allegados, su círculo, sus compañeros de partido la apoyan a pesar de que una juez ha admitido a trámite y ha incorporado dicha información a la causa (abierta desde hace dos años) que se instruye en la actualidad. A pesar de ello, la molt honorable y sus 'seguidores' siguen pregonando que no es verdad. ¿Qué es lo que no es verdad? ¿su mentira?


Nicolás Martínez (en su blog www.nicocolau.blogspot.com.es) hace un excepcional resumen de esta 'mentira' integrada: “En un par de semanas hemos pasado de una fase NEGATORIA: "todo es una patraña", "esto son inventos y mentiras de alguien que nos tiene manía persecutoria", "vamos a denunciar" "se verá que todo es mentira", a una fase MAREATORIA, "yo no me he ido a ninguna parte, estaba en Ibi, saben donde vivo". Luego el lunes entramos en una fase DIMISORIA y REGISTRATORIA, y ayer llegamos a la fase IMPUTATORIA, si se me permite el palabro. Y claro está, también vamos observando como sube el fiscal anticorrupción a interrogar al exconcejal de hacienda, como lo imputan por cinco presuntos delitos, y como las cosas van tomando un cariz peliagudo”. Pero todo sigue siendo “una mentira, una falacia, una invención de los medios de comunicación”, “un ataque de mi ex”. Estas son las excusas del ya exedil del Partido Popular. Una venganza, dice. ¿Es también una venganza de la Policía? ¿De la jueza? El problema es que ellos mismos se lo creen y sus lapsus lo demuestran como le pasó al penalista defensor de nuestro exedil a las puertas de los juzgados “podremos mentir”, decía en lugar de “podremos defendernos”.

Decía Keen, allá por 1986, que “la verdad es lo primero que se sacrifica cuando se entra a formar parte de un grupo exclusivo”. Más bien hacía referencia a las sectas coercitivas, pero si eliminamos el adjetivo coercitivo cualquier unión en creencias, costumbres, ideas, etc. podrían tildarse de secta. Es cierto que el término secta es peyorativo socialmente, pero en realidad secta (según la RAE, Real Academia de la Lengua) es el conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica. Pues bien, una de las fórmulas más usadas para tergiversar la realidad es el reduccionismo a posturas maniqueas. Se pretenden satisfacer las expectativas emotivo-afectivas del sujeto e impedir el análisis exhaustivo y razonado de la realidad, de la verdad. Típico en nuestros políticos.

Pero no solo es la mentira patológica la característica de nuestros políticos, otras como la crueldad o la falta de empatía o la manipulación también les caracteriza. Y a estos debemos sumar la figura de los empresarios. Sí, los empresarios, los grandes empresarios, también son psicópatas integrados. ¿Como puede uno conciliar el sueño cada noche sabiendo que su riqueza es la mano de obra de niños que apenas tienen seis años? La respuesta es fácil: carencia absoluta de empatía, falta de remordimiento. ¿Cómo puede un empresario ofrecer un trabajo por 300 euros al mes? Misma respuesta en diferente escala: falta de empatía y ansias de lucro.

Según, de nuevo, la RAE, mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa; inducir a error; o fingir y aparentar. Mentir es un problema, no lo olvidemos. Un problema serio, demasiado. Y sí, los políticos dan resultados elevados en el factor de personalidad, aunque poco en el de desviación social. Es otro tipo de psicopatía, esa que no es violenta (la física) sino una psicopatía integrada, la que está a nuestro alrededor, la que compartimos a diario con decenas de personas, esa que también puede destrozar vidas, esa que ya destroza vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario